martes, 26 de febrero de 2013

Italia: la hora de los bufones (reflexiones sobre las últimas elecciones)




Una vez conocidos los resultados de las legislativas (politiche) italianas no puede dudarse de que el país -y con el la UE- se encuentre en un momento muy peligroso, pero Hölderlin afirmaba que  "allí donde crece el peligro, crece también la salvación". En Italia se está derrumbando un régimen uno de cuyos pilares han sido el PCI y sus avatares. No hay que olvidar que el PCI fue el gran partido de la represión contra la insurgencia de los años 70, el del rechazo de cualquier forma de negociación, a cambio incluso de vidas como la de Aldo Moro y tantas otras. Fue también el partido comunista que más se separó de sus bases obreras activistas al optar por la defensa a ultranza del Estado capitalista italiano, lo que se tradujo en una utilización oportunista y cruel de las leyes antiterroristas como medio de purga interna de la izquierda italiana y de venganza contra el proletariado insurrecto indistintamente calificado como "terrorista". No hay que olvidar que fue la magistratura próxima al PCI la que mandó a la cárcel a Toni Negri por cargos absolutamente alucinantes y dignos de los procesos de Moscú. Falta en Italia la gran organización de la izquierda que se ha logrado formar en Grecia en torno a un programa claro de resistencia contra la deuda. Falta por motivos históricos, puesto que el PCI, ya desde la postguerra fue siempre el partido de la disciplina de fábrica y de la obediencia al Estado de derecho. De ahí su enorme disociación de los movimientos sociales, solo comparable a la que conocieron los partidos comunistas de la Europa del Este.

El suicidio del PCI tiene que ver, sin duda, con lo que ocurrió en Europa del Este. El PCI, desde finales de los 60 fue desconectándose de la nueva configuración del proletariado e incluso llegó a enfrentarse a ella desde el Estado. La separación entre la izquierda representativa y los movimientos llegó en Italia a un grado extremo, a diferencia de otros países como España o Francia donde el PC logró mantener un enlace al menos parcial con los movimientos sociales. En España no hemos tenido Autonomia Operaia ni formas de insurrección de masas como en la Italia de los 70, y tampoco se llegó nunca a convertir el PCE -e IU- en un mero aparato de representación formal fuertemente represivo como es hoy el PD. De todas formas, llama poderosamente la atención que el PC más culto, abierto y distanciado de la Europa del Este y de la URSS, el PCI, el partido de Antonio Gramsci y fuera el que más acompañara en su suerte a los viejos aparatos del Este. La clave está probablemente -como en el Este, por cierto- en los años 60-70. El PD, el zombi que ocupa el lugar de ese ya cadavérico PCI que perdió toda fuerza militante en su enfrentamiento con la insurrección proletaria es incapaz de otra cosa que no sea imponer las disciplinas de la reproducción del capital y de su orden. Por ello mismo es hostil a cualquier planteamiento dirigido contra la deuda y la austeridad. Curiosamente, esa posición tan necesaria para la mayoría social no la ha ocupado ninguna capilla de izquierda, sino...Silvio Berlusconi, con su gigantesca capacidad de adaptación, un Berlusconi que ha estado a escasas décimas de punto de obtener una mayoría en la Asamblea. 

Los resultados de las elecciones italianas no son tan catastróficos como la izquierda deudocrática los pinta. La fórmula favorita de los mercados, esto es la del capital financiero, era un gobierno del PD con Monti: era claramente un gobierno de la austeridad y del empobrecimiento social que permitiría la "gobernabilidad", otro nombre de la continuación de saqueo. La expresión que se ha dado la protesta contra la austeridad y la deuda ha sido un voto de rechazo a Monti que saca un 10% y un voto insuficiente al PD para que pueda formar gobierno con Monti, pues no dispone de la indispensable mayoría en el senado. Suben dos payasos antipolíticos, Berlusconi y Grillo -con casi un 30% el primero y más de 25% el segundo-  que bloquearán sistemáticamente la gobernabilidad. El cuarto partido del país es la abstención, del 25%. Lamentablemente, la protesta contra la deuda no ha encontrado una expresión política propia debido a la profunda descomposición de los partidos de izquierda: sólo Berlusconi y -desde dentro del PD, pero en posición muy minoritaria- Nicky Vendola son críticos con la austeridad, pero no llegan a pedir una auditoría y un impago de la deuda. En el resto del espectro político, incluido Beppe Grillo, parece aceptarse la necesidad de pagar la deuda, con todas sus consecuencias. Dado el desastre al que conduce necesariamente la política de austeridad, todo lo que la obstaculice es una buena noticia. Italia tiene claramente un 15M de retraso, pero existen en ese país importantes tradiciones de resistencia popular y una cultura política que algún día se traducirán en un nuevo bloque histórico emergente. De momento, el de las derechas, incluso apoyado por el PD está definitivamente roto. Grande es el desorden bajo el cielo...la situación es excelente.

2 comentarios:

Gonzaga dijo...

Muy interesante, en especial para los legos en historia de Italia. Que jueces de la cuerda del PCI procesasen a Antonio Negri me recuerda al curioso -y poco comentado- hecho de que Luciano Varela, uno de los jueces que procesaron a Garzón -excuso decir que comparto tus críticas al juez estrella-, era amigo de gente del PSOE como Fernández de la Vega. Habría que consultar libros, artículos, documentales y otras obras que permitan conocer esa otra historia de Italia. ¿Y qué papel pueden jugar en esta coyuntura partidos como Liga Norte, RC y otros partidos? Puede que muy poco en el Parlamento, pero las instituciones subestatales y sobre todo las plazas son otra cuestión. Aunque supongo que ese capítulo está por escribir.

Juanjo Triana dijo...

El M5E es un 15M convertido en partido político. Su base social, su programa, su estética y su organización son exactamente las mismas. Si tanto éxito político tiene en Italia, debe de ser porque en Italia la izquierda tradicional (el PCI y sus reencarnaciones) está desacreditada por haber formado parte del sistema, mientras que en España ese descrédito se lo ha comido casi íntegramente el PSOE, pero aún queda izquierda más allá del PSOE.